domingo, 15 de enero de 2012

Las largas noches en el hospital.

- ¿Alguna vez piensas en la muerte?
- Más de lo que me gustaría.
- ¿Crees que hay algo después?
- No sólo lo creo; estoy segura.
- ¿Ni siquiera tienes dudas? ¿Cómo puedes estar tan segura?
- Es una corazonada.
- ¿Y qué crees que habrá?
- No quiero saberlo aún.
- ¿Y eso por qué?
- Porque adoro las sorpresas.
- ¿Crees que nos reencarnaremos?
- No, no lo creo, y además, no quiero eso.
- Andá, ¿y por qué no? ¿no te gustaría reencarnarte en elefante?
- No, eso te gustaría a tí. Además, no quiero ser si no soy con la gente que quiero.
- No te acordarías, así que te daría igual.
- Pero ahora sí me acuerdo y no me da igual.
- ¿Y cómo sabes que estarás con tu gente tras morir?
- Porque los que ya murieron siguen conmigo.
- ¿Qué quieres decir?
- Quiero decir que los noto a mi alrededor.
-Ah... ¿Y a tí... Te asusta morir?
- A todo el mundo le asusta morir.
- ¿Tú crees? ¿Y a los suicidas?
- Especialmente a los suicidas.
- Pues no lo entiendo.
- Creo que quienes se suicidan lo hacen porque se ven tan acorralados que no alcanzan a ver otra salida.
- ¿Otra salida?
- Sí. Creo que su vida les pesa demasiado; les asfixia. 
- ...
- Duérmete; mañana será un día muy largo.

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